La exploración como acto legítimo de fe

Estos días que pasaron he borroneado muchas ideas, y eso me entusiasma mucho. Y ahora pienso que cuando puse en No sé nada pero tengo este lenguaje que este blog es un sandbox o un playground lo que quiero es abrir un espacio donde me doy permiso para fallar, para decir y desdecirme, con respeto pero sin culpa ni caretas. Quiero priorizar el proceso sobre el producto.

Eso, convertir la exploración en un acto legítimo de fe. Porque me pasa que la fe no es solo certeza, sino también búsqueda, juego, prueba y aprendizaje.

Quiero habitar un método que sea un ciclo hermenéutico virtuoso donde la experiencia personal me genere preguntas, el lenguaje que conozco me provea un marco metafórico inicial y que las fuentes teológicas que estoy aprendiendo actúen como contrapeso y ancla.

También, crearme un sistema de versiones donde cada iteración acerca más a la metáfora a la Verdad, sin pretender agotarla.

Y de alguna manera, quiero incomodarme al exponer estos pensamientos. Ahí no sé aún el argumento o causa, pero siento que estar incómoda es algo natural en mí que siempre me abre puertas al desafío, a la diversión, al diálogo y la expansión. Se vuelve algo fértil y, que de alguna manera intrínseca, se retroalimenta a sí mismo.