¿Intimidad o hipocresía? ¿Cuándo se cuenta una conversión?

Hace 134 días convivo con Dios. Conté los días y suman 4 meses y pico. Seguro alguien dirá que es mucho, otros dirán que es poco. Yo digo que no me importa.

Peeero… me hago esa pregunta: ¿estoy siendo respetuosa con mi proceso de conversión y por eso elijo vivirlo en mi intimidad o soy una mentirosa hipócrita y permito que las personas que me conocen tengan una visión desactualizada de mí?

Capaz un poco de cada cosa. Y otras cuestiones más que ni me doy cuenta.

Lo cierto es que mi identidad pública está re lejos de una persona que va a Misa o reza un Padrenuestro. Pero si lo pienso bien, continúa cerca de muchos atributos que las personas conocen de mí, que son inherentes a mi ser y que no han cambiado, sino que se han transformado, hasta puedo decir «crecido» o «potenciado».

Mientras escribo pienso que, quizás, lo que más me está pasando es poder atribuirle nuevas capas de sentido a mis días, mis tristezas, mis alegrías, mis ideas, mis pensamientos, mis miedos, mis sueños, mis políticas, mis acciones que se embadurnaron todo todo por todos lados de mi relación personal con Dios y en las últimas semanas con Jesús.

Entonces, ¿estoy siendo hipócrita? No sé. Lo que sí sé, con certeza, es que estoy eligiendo mi intimidad. Incluso aún no lo he hablado con ningún ser humano. Confío que esa primera persona aparecerá en el momento perfecto.